Elder Scrolls
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Para el artefacto del mismo nombre, ver "Amuleto de Reyes".

Localizaciones[]

Oblivion[]

Skyrim[]

Online[]

Contenido[]

En los inicios de la Primera Era, una poderosa raza de elfos conocida con el nombre de ayleid, o altos elfos de las Tierras Centrales, gobernaba el corazón de Tamriel con mano de hierro. Los altivos ayleid conseguían de sus patrones, los traicioneros daedra, ejércitos formados por espíritus de muertos y seres daédricos. Con estas tropas mágicas, que a nada temían, los ayleid dieron caza a las jóvenes razas de los hombres, masacrándolas y esclavizándolas a su antojo.

Para aliviar el sufrimiento de la raza humana, santa Alessia, fundadora del linaje cyrodílico, pidió ayuda a Akatosh, dios dragón del tiempo y monarca de los nobles aedra. Akatosh se apiadó de la precaria situación de los hombres y extrajo un poco de sangre de su propio corazón que ofreció a Alessia. También selló un pacto con ella: mientras las generaciones posteriores fueran fieles a la sangre de dragón, Akatosh intentaría mantener cerradas las puertas de Oblivion y negar la entrada a los ejércitos de daedra y no muertos para que no se unieran a sus enemigos, los ayleid, amantes de los daedra.

A cambio, le entregó a Alessia y a sus descendientes el Amuleto de reyes y el fuego de dragón eterno de la Ciudad Imperial. Por lo tanto, Alessia se convirtió en la primera gema del Amuleto de reyes cyrodílico. La gema es el diamante rojo justo en el centro del amuleto. Este es el símbolo del Imperio, rodeado por otras ocho gemas, que encarnan a cada uno de los Divinos.

Mientras el Imperio mantenga el culto a Akatosh y a los suyos, los herederos de Alessia conservarán el amuleto y nada tendrán que temer de las devastadoras hordas de los señores daédricos, ya que Akatosh y su cohorte se encargarán de guardar las puertas entre Tamriel y Oblivion.

Si el Imperio faltase a su promesa y dejara de venerar a los Ocho Divinos, o si la descendencia de Alessia viera su fin, las barreras entre Tamriel y los reinos daédricos se desplomarían, y los adoradores de los daedra podrían invocar a daedra menores y a espíritus de no muertos para hostigar a las razas humanas.

Apariciones[]

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