Elder Scrolls
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Por Druso Ovicula, supervisor de la Biblioteca Imperial

En las generaciones que han transcurrido desde la caída de los potentados akaviri, en Tamriel se ha implantado una nueva tradición marcial que porta el sello distintivo de una disciplina mágica coherente, aunque se rumorea que desciende de los poderes de los dragones legendarios y los mortales que los combatieron. Por supuesto, me refiero a los «Caballeros del Dragón».

Independientemente de que sus habilidades procedan de los dragones (y tenéis que permitir que lo dude, puesto que hace miles de años que no se han visto tales criaturas en Tamriel) los poderes que puede manejar un caballero del dragón hábil son innegables. Aquí, en la Ciudad Imperial, hay varios. Son miembros de la Guardia de la Torre y, accediendo a mi solicitud, me han mostrado algunos de sus efectos.

Uno de estos caballeros del dragón, un sargento de la Guardia, me mostró cómo podía envolverse en llamas sin quemarse, a pesar de que yo podía sentir el calor a varios pasos de distancia. Acto seguido, rodeó a un muñeco de entrenamiento con un lazo de cadenas llameantes y, tras arrastrarlo hasta él, lo inmoló con rapidez. ¡Y por último, uno de sus subordinados quemó otro muñeco de entrenamiento escupiendo fuego sobre él!

Me quedé impresionado. Después de ver aquello, cualquiera creería en los dragones.

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