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Del escolástico Incógnito

Hyrma MORA pado ADA oia NAGAIA aba AGEA cava APOCRA dena GORIA gandra ARCAN.

Toda nuestra sociedad es consciente de que las raíces de nuestra orden son arcaicas y profundas. ¿Acaso no somos los Buscadores Primigenios? Tras pasar una temporada investigando manuscritos antiguos en la isla de Balfiera y en el gremio de magos de Salto de la Daga, por fin puedo aportar algunos detalles sobre nuestros salones de reunión sagrados. Ahondar un poco más en la materia, por así decirlo.

Ya puedo revelar que, en sus orígenes, nuestro particular sagrario ayleid bajo el lago Halcyon se llamaba «Bisnensel», que en la lengua de los elfos salvajes significa «nuevos salones acuáticos». Lo construyó un clan de ayleid que huyó de los pogromos antielfo de Cyrodiil en los albores de la Primera Era, tras la rebelión de los esclavos de la supuesta «santa» Alessia. El clan que levantó Bisnensel provenía de la ciudad de Nenalata, en las Tierras Centrales. Como es típico de los asentamientos ayleid, la mitad de la ciudad se construyó en la superficie y la otra mitad, bajo tierra. Cuando los refugiados elfos erigieron Bisnensel, trataron de crear una copia en miniatura de Nenalata, aunque, en la actualidad, tan solo permanecen intactos los salones subterráneos.

El dirigente del clan élfico se llamaba Laloriaran Dynar, pero es mucho más conocido por el apelativo de «último rey de los ayleid». Era un general y estratega notable, y es muy probable que lo asociéis con la gran victoria de Roca Alta en la Batalla de los Páramos de Glenumbria, en la que la horda de Alessia invasora sufrió un fuerte revés y tuvo que regresar a Cyrodiil.

Es posible que, para nosotros, los Buscadores Primigenios, el hallazgo más fascinante obtenido en mis indagaciones sea que este lugar de culto a Hermaeus Mora ha venido usándose, en realidad, desde hace miles de años, ¡cuando aún estaba ocupado por los ayleid! El líder detrás de tal hazaña fue un erudito elfo salvaje, el sumo sacerdote Uluscant, que fundó una congregación en Bisnensel que atrajo a buena parte de los miembros más cultos e influyentes de la comunidad. Cuando sus filas aumentaron de forma considerable, Uluscant pidió, con razón, tener voz y voto en los asuntos municipales, reclamación que el «rey» Dynar rechazó injustamente. El soberano no tenía interés en compartir el poder con una orden civil de eruditos a quienes, torpemente, daba por hecho que podía vilipendiar con impunidad.

¡Ese Dynar no tardó en averiguar las consecuencias de dejar de lado a los sirvientes de Hermaeus Mora! Pocos meses después de su arrogante rechazo, el «último rey de los ayleid» fue depuesto. Huyó con su familia a Balfiera, donde pidió asilo a los Direnni, a quienes sirvió durante el resto de sus días como una especie de mascota adiestrada para la guerra.

La historia nos enseña que los Buscadores Primigenios siempre terminan saliendo victoriosos. Ya lo dicen las antiguas analectas: si el conocimiento es poder, ¡el conocimiento prohibido es el mayor poder de todos! «Pues la sed de conocimiento sobrepasa lo que se puede estimar y, en compensación, cualquier precio que pidas se pagará».

AE HERMA MORA ALTADOON PADHOME LKHAN AE AI.

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