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Artículo principal: Libros (Online)

Artículo principal: Canciones de espada de Boethra

Localizaciones[]

  • Santuario de Lorkhaj, Sendero de las dos lunas.

Misiones relacionadas[]

  • Prisionera del destino.

Contenido[]

De Modun-Ra, la Voz Oculta

Cegada por la luz, Boethra sintió que Molagh se desvanecía a sus pies. Con la memoria, buscó la grieta que Dagon había abierto en el Entramado.

Al deslizarse en su interior, sintió la presencia de Azurah y Noctra. Mafala y Dagon ya no estaban. También había otra presencia, pero lo envolvía todo y se sentía como un calor abrasador. Merid-Nunda permanecía en pie.

Boethra llegó junto a Azurah al mismo tiempo que Noctra. Las hermanas-hijas-madres se abrazaron y supieron que no necesitaban decir nada sobre la luz ardiente que caía sobre ellas. Cada una sentía su mirada abrasadora y sabía perfectamente qué significaba contemplarla.

Y Azurah dijo: «Muy bien, pequeña, te has ganado la llave. Pero ya te dije lo que pasaría si la usabas. Asegúrate de dejar atrás todo lo que tienes».

Y Boethra dijo: «¿De qué hablas, hermana? Noctra se ha entrenado bajo mi espada. Ha demostrado su lealtad. ¿Qué pides de ella con esta llave?».

Y Noctra dijo: «Boethra, madre-maestra, he aprendido todo lo que he podido de ti, he prestado atención a las palabras de Mafala y ahora aprendo de Azurah, la que mató a Vaermina y la única a quien teme Namiira. Llevo conmigo tus lecciones y ahora tomo otras nuevas».

«Con esta llave, por fin puedo decir que no soy Namiira. Soy Noctra y te cobijaré en la oscuridad».

Acto seguido, Noctra tomó la llave y se atravesó el pecho con ella. Tras hundirla en su cuerpo como una daga, la giró. Su forma se convirtió en sombra y tela, un manto de oscuridad que envolvió a las hermanas.

A medida que el manto se extendía, su forma se tornó más poderosa y elevada que todas las demás, y se fundió con la noche.

Entonces, la oscuridad envolvió el prisma de aéter el tiempo suficiente para que Azurah y Boethra alcanzaran a Merid-Nunda.

Arrancaron a Merid-Nunda del prisma, aunque quedaron fragmentos de ella atrás, y la arrojaron por el Cruce.

Merid-Nunda se levantó y se limpió la sangre dorada de los labios. Miró a su alrededor y vio que Dagon y Molagh se habían ido, pero no había señales de adónde. Detrás de ella, cantaba la Puerta de Varlianza, un umbral que conducía a muchos futuros posibles.

Pero antes de que Merid pudiera trazar un rumbo, Boethra se desplazó a tal velocidad que el tiempo no pudo medirla. Se había acostumbrado al cambio rojizo que alteraba el tiempo y, ahora, podía bailar tan rápido como la luz que ondulaba las olas.

Al hacerlo, los precisos cortes de Boethra dividieron a Merid-Nunda en todas las sombras y matices de la luz que encarnaba, en todos los fragmentos de espejo que habían forjado su ser.

Allí Azurah vio su oportunidad. Recogió los fragmentos de espejo y los arrojó más allá del Cruce, al Vacío. Pero Azurah sabía que no podía dejarlo así, por lo que combó la luz de modo que Merid-Nunda se reflejase en sus propios colores y quedase atrapada en ellos.

Y cuando Boethra envainó por fin su espada, el Cruce estaba a salvo y el Entramado, seguro. Sabía que el Ángel del Arcoíris regresaría algún día y le prometió a Azurah que volvería a estar preparada cuando llegase ese momento.

Azurah le preguntó a su hermana si recordaba cuántas veces habían librado ya aquella batalla, pero Boethra se limitó a negar con la cabeza. Apoyó una palma sobre la empuñadura de la espada y sonrió.

«¿Acaso importa?».

Apariciones[]

  • The Elder Scrolls Online: Gold Road (primera aparición).
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