¡El nuevo experimento ha resultado ser un éxito! La lechera, cuyo nombre no consigo recordar, volvió a la vida como el resto, y obedece mis órdenes, aunque con una interesante novedad. Se ha manifestado de forma incorpórea, más como un fantasma que como un cadáver reanimado. Con su rostro resplandeciente frente a mí, me sorprendí intentando tocarla con la mano. Cuando mis dedos la atravesaron, sentí una sensación incomparable, como si su esencia reforzase mi alma, conectándome con ella como ninguna mujer de carne y hueso podría jamás. ¡Este descubrimiento me cambiará la vida!
