Elder Scrolls
Advertisement



18 de Estrella del alba, 201 de la Cuarta Era
¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde la primera vez que escuché la leyenda de Gauldur? ¿Ocho años? ¿Cien? Ahora no puedo pensar en otra cosa. El objetivo está al alcance de la mano. Tras años de búsqueda, por fin he conseguido seguir la pista de la Garra de marfil hasta un coleccionista de Bravil. La muerte era necesaria. Pero la tengo, al fin la tengo.



22 de Estrella del alba, 201 de la Cuarta Era
T letterres días cabalgando sin descanso. Llegué a Yunque por delante de mis perseguidores y pasé por el Corredor del Hielo, camino a Soledad una vez más.



29 de Estrella del alba, 201 de la Cuarta Era
L letteros otros pasajeros empiezan a sospechar. Al volver de cenar sorprendí a un bruto merodeando por mis aposentos. Casi encuentra la garra, y si el capitán no hubiera intervenido, le habría sacado la piel a tiras. Esperaba pasar el viaje recluido en mi habitación, revisando notas y preparando hechizos, pero debo alejar la atención de mí. Tengo que relacionarme y fingir que no soy más que un simple mago. Por ahora.



2 de Ocaso, 201 de la Cuarta Era
E letterl bruto asegura ser un aventurero que ha ido a buscar fortuna con sus compañeros a las ruinas de Skyrim. Quizá pueda aprovecharme de esa circunstancia y usarlos de cebo para las trampas y los draugr de las tumbas. Percibo codicia en sus ojos. Sí, creo que puede funcionar. El capitán dice que faltan tres semanas para llegar a Soledad. Si tengo que soportar a estos idiotas más tiempo me tiro al agua.



27 de Ocaso, 201 de la Cuarta Era
E lettern compañía del bruto y de sus compañeros, conduje al grupo a través de la ciénaga hasta Folgunthur, donde acampamos para pasar la noche. Apenas ha cambiado nada desde mi expedición de hace diez años, pero esta vez tengo la garra. Y conseguiré el amuleto. He pasado la noche preparando un resumen de mis notas, por si necesito algún pasaje de la historia o de la sabiduría popular antigua para superar a los custodios y entrar en la tumba. Después arrojé mis libros y pergaminos al fuego y reduje el trabajo de mi vida a cenizas. A fin de cuentas, hoy es el día del juicio. Si yo no puedo tener el amuleto, nadie lo tendrá.
Advertisement