Elder Scrolls
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E lettern el momento de partir hacia Lucero del Alba se unió a mí un grupo más reducido de lo que esperaba. Parece que por aquí existe la creencia de que la isla no reúne las condiciones de habitabilidad óptimas debido a los espíritus y a las inclemencias meteorológicas. No importa. Más espacio para los escasos leales, aunque la construcción de la ciudadela llevará más tiempo.



E letterl primer invierno ha sido difícil y muchos hombres y mujeres nos han abandonado para reunirse con sus familias en el continente. Ha sido la selección natural. Deshagámonos de los infieles, los débiles y los que carecen de la fortaleza para perseverar.



L letteros cuentos de fantasmas que habitan en este lugar no son más que eso, cuentos. Asustan a aquellos que llorarían como niños al ver temblar su sombra a la luz del fuego. Los más próximos a mí y yo permanecemos, siempre vigilantes.



N lettero necesito más compañía. El frío y el viento finalmente han ahuyentado también a los que estaban dispuestos a ser mis compatriotas. Que aquellos que contemplen la fortaleza de Japhet teman y conozcan al gran hombre que conquistó la isla maldita.



A letterhora incluso mis mediadores de más confianza han interrumpido el envío habitual de comida y suministros a la fortaleza. Tendré que volverme autosuficiente y cultivar en la isla, como hizo mi padre.



L letteras piedras son inflexibles y me estoy quedando sin grano, pero no abandonaré mi mayor creación. Venceré a la tormenta, rechazaré a los fantasmas y desviaré el viento para que se compongan canciones de mi milagroso asentamiento.



E lettermpiezo a creer que las historias de fantasmas pueden tener algo de cierto. O quizá solo sea el hambre la que me hace hablar así.



A letterhora los fantasmas me hablan. Cuanto más musgo helado como más claramente los oigo. Me dicen que fue un error venir aquí, como si a estas alturas no lo supiera.

¡OH, DIOSES, AYUDADME!

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