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Usar un veneno conocido por su nombre solo levanta sospechas. El verdadero asesinato perfecto es el que no se detecta. Jamás osaría presumir de quienes han sucumbido a mis brebajes, pues temo romper la tierna ilusión de la muerte «natural».
He anotado una de mis mezclas favoritas con la esperanza de que el lector investigue más por su cuenta. La preparación es poco ortodoxa, pero aun así, siempre me ha resultado provechosa.
Aprendí el nombre «Sep» de una simpática guardia roja que cortejé durante un tiempo. Era infiel, pero su besos sabían a gloria igualmente.
Prepara un fuego y déjalo arder hasta obtener ascuas. Coloca encima un gran caldero. Esto será tu crisol.
Incorpora una gota de tu propia sangre. Empezará a hervir cuando la olla está caliente. Solo necesitas el residuo de la sangre, para aportar sabor y aroma.
Raspa la sal de una hoja de manglar y espolvoréala con las esporas de una seta de los caballeros amarilla. Las encontrarás en casi cualquier campo si te agachas y acercas la cara al nivel del suelo.
Cuando el crisol esté muy caliente, vierte un decantador de té de melaza y deja que salga el vapor. Al poco rato, se reducirá y, sobre esa sustancia pegajosa, echarás los polvos que he mencionado antes.
Una vez combinados todos los ingredientes, estará listo para usar. Si se aplica en la piel, se debilita en cuestión de horas. Para una reacción más fuerte, se recomienda la ingestión o infligir una herida.
Aún tengo que calcular un antídoto para esta receta, por lo que recomiendo proceder con mucho cuidado durante la elaboración.
Apariciones[]
- The Elder Scrolls Online (primera aparición).