Elder Scrolls
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Artículo principal: Libros (Online)

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De Kajuld Blackfox

«¡Me has engañado!», gritó Thredor al doblar la esquina de la casa comunal. Se detuvo sobre sus pasos y dejó caer el hacha delante del montón de leña que descansaba junto al bloque de cortar madera. «¡Me prometiste que me enseñarías a luchar como tú!».

«Y lo haré, hermanito, si tienes un poco de paciencia», respondió Thralorr, riendo. «Si quieres aprender a usar el hacha, tienes que empezar por lo básico. ¿Crees que podrás partirle el cráneo a un enemigo si no eres capaz de cortar madera?».

«¡Eso es pan comido, mira!». Thredor cogió su arma, un hierro maltrecho de cuando su hermano era más joven, y cargó el bloque. Con un grito poderoso, cerró los ojos y blandió el hacha sobre su cabeza con toda la fuerza que pudo amasar, pero se tambaleó hacia delante cuando la hoja resbaló sobre el tronco y se hundió en el suelo.

«No es tan fácil, ¿verdad? Tienes algo de fuerza, pero no te servirá de nada si no eres capaz de golpear lo que quieres. Mírame». Thralorr dio unos cuantos tajos con el hacha. «¿Ves que mantengo los ojos en el objetivo en todo momento y que adopto una postura firme? Vamos, inténtalo de nuevo».

Cortaron madera hasta bien entrada la tarde. A Thredor le dolían los brazos y las manos le ardían de sujetar el mango. Realizó este entrenamiento durante varias semanas, hasta que fue capaz de cortar una cuerda entera sin descansar, blandiendo el hacha con solo una mano.

Una mañana fue al patio para su práctica diaria y vio que su hermano estaba de pie junto a una construcción de sacos rellenos y palos pintados con el león rugidor de la Alianza de Salto de la Daga.

«Ahora tienes más fuerza y mejor puntería, pero vamos a ver qué tal lo haces con un objetivo distinto. ¡Demuéstrale a esta escoria de qué es capaz un nórdico!». Le lanzó a su hermano pequeño un escudo de madera improvisado y se pasó la mañana indicándole objetivos y moviendo los brazos del muñeco, mientras Thredor daba hachazos e intentaba bloquear los débiles golpes.

«¡Qué ganas tengo de probar Colmillo de trol en uno de verdad!», exclamó Thredor cuando hicieron un descanso a la sombra de un árbol cercano.

«¿Es eso lo que quieres? Bueno, esperemos que no ocurra demasiado pronto», respondió Thralorr. «Has avanzado mucho, pero todavía tienes mucho que aprender. Sigue practicando y, antes de que te des cuenta, estarás listo para responder a la llamada del combate. Espera, ¿qué es eso? ¡Creo que la oigo!».

Thredor puso los ojos en blanco. «Es mamá, que quiere que entremos», protestó.

«¡Su ira es peor que la de cualquier soldado de la Alianza!», gritó Thralorr. «¡Démonos prisa, antes de que venga a por nosotros!». Riendo, persiguió a su hermano por el patio y entraron en la casa.

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