Elder Scrolls
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Artículo principal: Libros (Morrowind)

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El «Libro del alba y el ocaso» es una antología de proverbios y aforismos atribuidos al Tribunal y a sus santos y sirvientes. Muchos de estos dichos populares se han convertido en frases hechas en Morrowind. La selección siguiente de lemas ilustrará sobre muchas de las nociones elementales de los creyentes del Tribunal.

No nombres a los dioses en vano.

No se debe opinar sobre la Verdad.

Los rumores fluyen de la Casa de los Problemas.

Ten en cuenta solo las horas felices.

Ningún niño tiene corazón de pecador.

Que la fe sea tu única ley.

El miedo al loco es el principio de la sabiduría.

Almsivi en todo momento.

Camina siempre en presencia de tus Señores.

El bienestar se da, la justicia se toma.

Aprende sirviendo.

Del corazón, la luz; de la cabeza, la ley.

Bendito sea Almsivi: misericordia, maestría, misterio.

Forja tu fe en el crisol del sufrimiento.

Graba en tus ojos la imagen de la injusticia.

La muerte no empaña: el espíritu brilla con gloria.

La fe lo conquista todo; rindámonos a la fe.

Mejor sufrir un agravio que provocarlo.

Los cielos están en su gloria, ¡celébralo!

La necedad afianza su poder para dañar.

Prohibido para algunos, no para ti.

Ah, ¡qué pocas veces la sabiduría rige nuestros corazones!

Benditos sean quienes sirven a Almsivi.

Tres voces cantan misericordia, maestría, misterio.

No coseches grano en los campos de Oblivion.

La Casa Sellada por tres veces resiste la tormenta.

¡Por el aliento y la sangre, protégenos a todos!

¿Pueden los espíritus o la justicia cambiar con el tiempo?

¡Considera tu final, mortal!

Acepta la gracia sin límites.

Entra en el éxtasis del dios poeta.

Póstrate ante la silla del maestro.

Tres manos, tres corazones, tres ojos.

No escondas secretos a la balanza del juez.

Forja luz a partir de la oscuridad.

No rechaces ni al hermano ni al espíritu.

Bendito sea Almsivi a través del nacimiento, la vida, el espíritu.

De las cenizas ardientes brotará la ira del poeta.

Si Vivec está de nuestro lado, ¿quién se nos podrá oponer?

Fatalidad, monstruosidad y vacío: la vertiginosa rueda del mal.

¿Cómo ennegrece mi corazón, que arde con fiereza?

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