Descripción: macho, bretón en su forma verdadera
Notas: el sujeto muestra un grado inusualmente alto de control sobre sus transformaciones.
Experimento 1: las proporciones corporales fueron medidas concienzudamente antes, durante y después de la transformación. Tal como se esperaba, las proporciones eran idénticas en su forma verdadera, pero se observó una hinchazón menor de la cabeza inmediatamente después del retorno. Se observaron los siguientes cambios durante la transformación:
incremento de la anchura de los hombros del 23% estrechamiento de caderas del 17% alargamiento de los brazos del 47% incremento de la longitud de los dedos (sin contar las garras) del 7%
En cuanto a las piernas: el alargamiento de los pies a varias veces su longitud normal parece compensar los por otro lado insignificantes cambios en la región de los muslos.
Experimento 2: se obligó al sujeto a cambiar tan rápida y frecuentemente como fuera posible, en distintos momentos y con diversos grados de presión.
No se apreciaron cambios notables en los tiempos de transformación ni en sus efectos. El sujeto expiró, lo que puso fin a las pruebas.Descripción: hembra, nórdico en su forma verdadera
Notas: su gran tamaño tanto en forma verdadera como transformada la convierte en una excelente candidata para la vivisección.
Creo que puedo haber sido el primero en presenciar los efectos de la transformación de un licántropo actuando directamente sobre los órganos de la criatura. El corazón es lo primero en hincharse, mucho antes de que los pulmones y los huesos cambien para acomodarse. Esto puede explicar los intensos dolores de pecho que algunos de los afligidos dicen experimentar justo antes de los cambios.
Más interesantes fueron los cambios observados en los músculos de las piernas. Había esperado que se reforzaran, pues estas bestias son conocidas por su gran fuerza y velocidad, pero también parecieron cambiar de color a un tono castaño fusco. Esto también se puede atribuir a la pérdida de sangre del procedimiento aplicado al sujeto.
Antes de que el sujeto expirase, apliqué algunos "remedios" conocidos para la enfermedad directamente sobre los órganos internos. Los pétalos de acónito aplicados a los huesos parecen volverlos quebradizos, y la caja torácica casi se partió al tocarla. Introduje jugo de bayas de belladona madura en sus venas, y pude ver cómo se iban secando a su paso por el sistema. Al llegar al corazón, las vías circulatorias principales se desprendieron, y el sujeto murió en cuestión de minutos.