Elder Scrolls
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Fancy D

ulce Dibella, diosa del amor! ¡Bendícenos a todos!

Soy Alessia Ottus y me complace presentar esta breve aunque completa introducción a Anvil.


Situada en una región costera, Anvil tiene cierto aire pintoresco en un primer momento, pero, cuando se conoce bien, resulta un lugar bastante desagradable. Las vistas al mar son preciosas, pero en la zona portuaria sólo se encuentran marineros, mujerzuelas y otros individuos de baja ralea. El Castillo de Anvil tiene un aspecto impoluto y en el interior de la zona amurallada de la ciudad, algunas de las casas son alegres y vistosas, pero otras están completamente derruidas o se encuentran en un estado lamentable, con desconchones en las paredes de piedra. Además, hay borrachos y lunáticos por todos lados.


CASTILLO DE ANVIL

La condesa Millona Umbranox es quien gobierna la ciudad. Su marido, Corvus Umbranox, desapareció hace años, aunque, según opina la mayoría, fue lo mejor para la condesa, ya que era una persona frívola y bastante ligerita de cascos. Además de libertino, tenía un carácter bastante fuerte, muy propenso a montar escándalos. La condesa, sin embargo, es una mujer recta y virtuosa, muy querida por su gente y que ejerce su cargo a la perfección. Si tan sólo lograra imponerse y obligar a la guardia de la ciudad a echar a los marinos, holgazanes, ladrones y demás personajes de los bajos fondos, Anvil se convertiría en un lugar mucho más soportable.

DISTRITOS DE ANVIL

Anvil se divide en cinco distritos. El castillo está ubicado a las afueras, junto a las murallas de la zona sur, y da al muelle. Se accede a él desde el portón de Chapelgate. Dentro de la zona amurallada se encuentran otros tres distritos: Chapelgate en la parte este, Westgate en la parte oeste y Guildgate entre ambos. El puerto se halla tras la muralla sur de la ciudad y se llega a él desde el portón de Westgate.

CHAPELGATE

La capilla de este distrito es la más bonita de todo Cyrodiil. Un tranquilo jardín, ideal para la meditación y con una exquisita estatua de la diosa Dibella, se extiende entre la capilla y las murallas. Justo frente al templo se avista una hermosa glorieta con cenadores cubiertos de plantas y flores donde los fieles pueden congregarse al amparo de los elementos. Lamentablemente, los habitantes de Anvil no parecen apreciar este remanso de paz y apenas se ve a nadie rezando en la capilla. No sabría decir si esto es culpa de la guía espiritual, una mujer superficial y vanidosa, o de la condesa, que no fomenta el culto diario con su propio ejemplo.

GUILDGATE

La zona más próspera de Anvil es la de Guildgate, a la que se accede por el portón norte o principal. Aquí pueden verse desde los edificios más suntuosos hasta los más destartalados. Las edificaciones de los gremios están bastante cuidadas. Tanto los magos como los luchadores están volcados en su trabajo y se muestran extremadamente diligentes para los estándares de Cyrodiil. El dirigente del Gremio de Magos, Carahil, es un erudito que goza de excelente reputación y enemigo declarado de la nigromancia, las invocaciones y demás artes oscuras. El Gremio de Luchadores presenta gran actividad y cuenta con un gran número de miembros, que se caracterizan por su gran responsabilidad y nobleza, a diferencia de lo que ocurre en el resto de Cyrodiil. Junto al Gremio de Magos, sin embargo, hay una construcción en ruinas completamente abandonada, que realmente resulta molesta a la vista.

WESTGATE

Ésta es la zona residencial de Anvil. La mayoría de las casas presentan un aspecto desvencijado y mugriento. Los vecinos tienen una pinta muy vulgar y van hechos un desastre, a excepción de una de las ciudadanas de Anvil más famosas, Quillweave, la autora argoniana de varios libros, de dudosa calidad, que relatan las aventuras y desventuras de maleantes y de las clases sociales más bajas. Desde luego, no hace ningún favor a su raza, sino que más bien confirma los prejuicios en boca de muchos. Es decir, que los argonianos son individuos deshonestos, impíos y despreciables, que se hallan a un nivel casi tan bajo como las bestias del campo.

ZONA PORTUARIA

El muelle está medio podrido y pide una reparación a gritos. El hedor que proviene de las bodegas de los barcos y los destartalados almacenes de carga es nauseabundo. Haraganes de todo tipo se reúnen aquí desde primera hora de la mañana para cotillear o estudiar la forma de pedir o robar dinero que después malgastan en vino y cerveza. Una buena mujer llamada Mirabelle Monet dirige un albergue para marineros sin hogar, pero, en mi humilde opinión, con su buen corazón y alma caritativa lo único que consigue es fomentar la pillería y la embriaguez de éstos. Yo en su lugar, exhortaría a esos hombres ociosos e infames a ponerse a trabajar como los dioses mandan y a seguir las enseñanzas de los nueve divinos. Al sur del puerto, sin embargo, se alza un bonito faro desde el que puede contemplarse una panorámica del castillo, la ciudad y los muelles, que, en la distancia, resulta mucho menos ofensiva.


¡Que Los Nueve Divinos nos protejan y guíen!

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