labado sea Akatosh! ¡Bendito sea el Imperio y toda su gente!
Soy Alessia Ottus y me complace presentar esta breve aunque completa introducción a Ciudad Imperial.
CIUDAD IMPERIAL
En la Ciudad Imperial vive Uriel Septim, emperador de Tamriel, defensor de la fe y descendiente del santísimo Tiber Septim, el padre Talos, el sagrado dios del estado y las leyes de nuestros bienaventurados Nueve Divinos. Como todo el mundo sabe, el emperador es un hombre bueno y bendito, que puede verse a menudo en el Templo del Único mostrando su devoción a los Nueve Divinos y atendiendo la comunión de santos.
Reside en el Palacio Imperial, ubicado en el corazón de la ciudad. Sus aposentos se encuentran en la torre de oro blanco construida siglos atrás por los herejes ayleid, seguidores de las daedra. Reconforta pensar que las piedras elevadas al cielo por ese antiguo y maléfico imperio se hayan convertido en un monumento a la justicia y piedad imperial.
Todo aquél que visita Ciudad Imperial disfruta paseando entre las tumbas de santos, condes, magos soldados y emperadores, y de la increíble estampa recortada en el horizonte de la torre de oro blanco, que puede verse desde cualquier punto de la ciudad. La cámara del consejo de ancianos también tiene aquí su sede, aunque está prohibido el paso. Aún así se pueden contemplar sus curiosas y arcaicas armaduras, antes de que irrumpan los maleducados y rudos guardias imperiales.
DISTRITOS DE CIUDAD IMPERIAL
La ciudad se divide en diez distritos. El Palacio Imperial se levanta justo en el centro con los demás distritos organizados de forma radial. Al noroeste se encuentra el Jardín Elfico y una tranquila zona residencial. Si se continúa en dirección este, se divisa el Distrito de Talos en la parte occidental, una zona elegante y exclusiva donde vive la gente adinerada. Al suroeste se halla el Distrito del Templo y tras sus murallas se extiende un maloliente y sucio arrabal: el distrito de Waterfront. El Jardín Botánico está situado al sureste y en esa misma dirección, al otro lado de las murallas, está emplazada la infame Universidad Arcana del Gremio de Magos. Al este se encuentra el conocido distrito de la Arena. Por último, ubicado en dirección noreste tomando el palacio como referencia, tenemos el Distrito del Mercado, donde se puede comprar prácticamente de todo. Tras la zona amurallada de esta parte de la ciudad se asoma la Prisión Imperial.
EL DISTRITO DEL TEMPLO
El Distrito del Templo destaca por su encanto, yo misma vivo en la zona. Invito al lector a que se una a mí, mi marido y mi hija en nuestra visita al Templo del Unico. La zona es realmente preciosa y los vecinos gente distinguida y fina, aunque, como en todas partes de la ciudad, los mendigos suponen un grave problema.
EL JARDIN BOTANICO
En este bello jardín se encuentran las famosas estatuas de los nueve divinos. Justo en el centro se alza la estatua del padre Talos, el emperador Tiber Septim. Aunque me pregunto si realmente corresponde erigir aquí un monumento en honor a Talos en lugar de a Akatosh, rey de dioses. El Consejo de Ancianos es el responsable de semejante atropello. Con este tipo de tejemanejes pretende conseguir el beneplácito de los hijos de Talos.
EL DISTRITO DEL MERCADO
Frente a la oficina de Comercio Imperial suele congregarse un gran número de personas que desean presentar sus quejas tras ser embaucados por algún mercader. Se trata de un lugar sumamente cochambroso. Hay pilas de cajas amontonadas por la calle, los adoquines están pegajosos y cubiertos de mugre, y los hongos crecen por doquier. Lo mejor es enviar a los sirvientes en lugar de personarse uno mismo.
LA UNIVERSIDAD ARCANA
El edificio está francamente descuidado y sucio, es prácticamente un tugurio. No suelen verse ni estudiantes ni magos al aire libre, ya que se pasan el tiempo en oscuras mazmorras estudiando textos profanos y garabateando pergaminos con letra diminuta. Entre los visitantes tiene cierta aceptación el Visualizador Planetario Imperial que los magos utilizan para observar el firmamento. ¡Necios! ¿Por qué no se vanaglorian de la creación y se dedican a adorar a Los Nueve, como deberían, en lugar de ponerse de rodillas escudriñando el cielo con ese ridículo y costoso artefacto? Se dice, también, que los magos disponen de una gran biblioteca con numerosos e interesantes volúmenes, pero los acaparan y guardan sólo para sus ojos. En el fondo, es lo mejor, ya que con toda seguridad sus libros se limitarán a hablar de tonterías o de asuntos tétricos y maléficos.
EL DISTRITO IMPERIAL DE WATERFRONT
No hay un sitio más espantoso. A veces, incluso pueden verse cuerpos de mujeres y niños asesinados. Los hombres más malvados e impíos de Tamriel, mercaderes y marineros, se dan cita precisamente aquí para conspirar y ver la forma de engañar a los ciudadanos para quedarse con el oro conseguido con el sudor de su frente. Se reúnen en almacenes y barcos para apostar, tomar skooma y saciar sus vicios depravados. Me pregunto dónde estará la guardia, porque por aquí ni se asoman.
LA PRISIÓN IMPERIAL
En los calabozos, horriblemente húmedos y sucios, pueden verse cadenas, grilletes y tenazas, entre otros instrumentos de tortura. Aunque no encontré ni un sólo prisionero en las celdas. Y es que la guardia está compuesta por un hatajo de vagos que descuida su trabajo, y como resultado sólo tenemos celdas vacías.
Se ven guardas por todas partes de Ciudad Imperial. Suelen ir en grupo, ya que temen a los ladrones y forajidos que acechan en cada esquina. No entiendo porqué no meten en prisión a esos indigentes impertinentes. Los delincuentes son tan osados que incluso se delatan a sí mismos. Uno de esos bandidos incluso tuvo la cara de presumir del robo de las armas y armaduras de la Prisión Imperial. ¡Sólo una panda de negligentes y haraganes podría permitir tal cosa! No tienen sentido de la decencia... La mayoría de los oficiales no son más que unos corruptos que aceptan los sobornos de aquellos que deberían poner entre rejas.
LA ARENA
No voy a entrar en detalles sobre este lugar porque no hace falta visitarlo para nada. Aquí sólo vienen personas ociosas e insensatos que malgastan su dinero en juegos de azar o bien se dedican a pelearse tontamente entre sí, en lugar de concentrarse en exterminar los miles de ladrones y pedigüeños que abarrotan las calles.
¡Que Los Nueve Divinos nos bendigan y nos mantengan a salvo!