Elder Scrolls
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Centurión Fulviano:

Aquí tienes mi informe mensual, como pediste.

El adiestramiento de los nuevos reclutas va bien en todas las escuadras, excepto en una. La caballería, los arqueros y la infantería han avanzado mucho desde el mes pasado y han empezado a practicar maniobras avanzadas y ejercicios de escuadras combinadas antes de lo previsto. Sin embargo, el grupo de los sanadores del Templo de Akatosh que me asignaste se está quedando atrás. Creo que deberíamos cambiar radicalmente de enfoque si queremos que esta unidad tenga éxito. Aun así, creo que podremos alcanzar tu objetivo de reforzar las líneas del frente con sanadores preparados para luchar.

Según he sabido, la mayoría de estos reclutas solo tienen experiencia en el servicio civil del templo. Siguiendo tus instrucciones, he intentado adiestrarlos como a cualquier otro soldado, equipándolos con armaduras de acero, espadas o mazas, y ordenándoles participar en los ejercicios con el resto de soldados de infantería. Esto ha alterado en gran medida los regímenes de formación, pues tropiezan continuamente y permanecen inmóviles intentando determinar qué extremo de la espada deben aplicar contra el enemigo.

Esta experiencia me ha servido para entender que no podemos esperar que se conviertan en soldados capaces de curar heridas. En vez de ello, deberíamos aprovechar sus habilidades únicas para conjurar guardias y vigorizar o curar a nuestras tropas. Estoy convencido de que necesitan equipo especializado y solicito autorización para dotarlos de conjuntos de armadura ligera, confeccionados con tejidos resistentes y el acolchado apropiado, en vez de túnicas que sin duda les darán problemas en el campo de batalla. Creo que esto les permitirá concentrarse mejor y llevar a cabo sus tareas, es decir, llegar hasta sus compañeros heridos de manera rápida y eficaz, prolongar nuestra presencia en el campo de batalla y mejorar la capacidad de combate de nuestros soldados.

Considero esencial dividirlos en grupos de dos o tres y situarlos en la retaguardia de la ofensiva principal. De este modo, uno de ellos podría mantener custodias protectoras sobre una escuadra concreta mientras los demás analizan las líneas en busca de compañeros en peligro. Si tienen que luchar cuerpo a cuerpo, podrán apoyarse entre sí recurriendo a sus magias protectoras, pero sería conveniente adiestrarlos en el uso de, al menos, la espada corta.

No te equivocaste al reconocer el gran potencial que tendrían estos reclutas en nuestro regimiento. Creo en esta unidad y considero que no deberíamos perder más tiempo obligándolos a formarse como soldados normales. Con tu permiso, creo que nos ayudarán a conseguir una gran ventaja sobre nuestros enemigos.

Respetuosamente,

Capitán Lampronio, Quinta Legión

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