Artículo principal: Libros (Online)
Localizaciones[]
- Ruinas de Silyanorn, Pantano de las Sombras.
Contenido[]
«Ahí, al fondo del corredor. ¿Es un zafiro?», preguntó Lodissar, con ojos brillantes. «Nunca había visto uno tan grande. ¿Cuánto creéis que nos darán por él?».
«¡No vamos a venderlo! En primer lugar, no es un zafiro. Y en segundo lugar, no está en venta», respondió Pamolwe. «Me pertenece a mí, a mis experimentos. ¡No imaginas todo lo que podría hacer con él y un poco de tiempo!».
El nórdico gruñó. «¿Qué? No pienso permitir que te lo quedes. ¡Míralo, es tan grande como mi cabeza! ¡Viviremos como reyes!».
«¡Vale más por las revelaciones de las que seré testigo, cerebro de aguamiel!».
Apoyado contra la fría piedra del antiguo muro, Azarrid se limitaba a observar a sus compañeros, que cada vez discutían más acaloradamente. Sus ojos se deslizaron por el pasillo y una sonrisa iluminó su rostro cuando advirtió algo interesante. Pulió sus garras en la armadura de cuero mientras esperaba al momento adecuado y, entonces, aprovechando una furiosa pausa, anunció: «Este khajiita cree que eso lo debe decidir el mejor aventurero ¡y este será quien lo coja primero!». Dicho esto, echó a correr, dejando atrás al nórdico y a la altmer.
Sus compañeros lo miraron, estupefactos, pero al instante echaron a correr tras él, deseosos de hacerse con el premio. Estaban tan entregados que ninguno de los dos advirtió que Azarrid cada vez avanzaba más despacio. La magia fluía a medida que Pamolwe lanzaba hechizos para aumentar su velocidad y Lodissar vociferaba y corría por el oscuro pasillo hacia la brillante gema, con el hacha en alto.
Se burlaron de Azarrid cuando lo dejaron atrás, pero este siguió sonriendo cuando el pasillo reveló su verdadera naturaleza. De repente, unas cuchillas ocultas abandonaron las paredes y dibujaron arcos letales en el pasillo. Una se abalanzó hacia Lodissar y se estrelló contra su armadura, empujándolo a un lado. Resultó ileso y se echó a reír cuando Azarrid, sin perder el ritmo, esquivó ágilmente la trampa mortal. Pamolwe no fue tan afortunada ni hábil, pues los golpes destrozaron sus custodias. Intentó detenerse, frenética, al ver la cuchilla que tenía delante, pero sus pies se enredaron en la túnica y cayó de bruces en su trayectoria.
Sin detenerse a mirar atrás, Azarrid siguió corriendo tras Lodissar, que seguía vociferando. La piedra preciosa estaba cerca, casi a su alcance. Seguro de su victoria, se volvió para proferir un insulto final cuando las piedras que había bajo sus pies se desmoronaron. Empezó a caer, repiqueteando y revolviéndose en su armadura de acero, que lo arrastraba hacia una laguna profunda. Unos gritos amortiguados resonaron en el agua cuando se agitó lo que fuera que descansaba en ella.
De un salto, el khajiita triunfante se plantó delante de la gema y su luz lo iluminó. La cogió y se volvió hacia el pasillo. «Parece que Azarrid hoy ha sido el mejor aventurero, queridos amigos», anunció, sin advertir el dispositivo de cuchillas que se desplegaba en el pedestal a su espalda.
Apariciones[]
- The Elder Scrolls Online (primera aparición).