Elder Scrolls
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Localizaciones[]

Morrowind[]

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Skyrim[]

Online[]

  • Meseta del Fuego del Alma, Auridon.

Contenido[]

El jefe de Othrobar reunió a sus sabios y les dijo: «Cada mañana, una décima parte de mi rebaño aparece muerto. ¿Cuál es la causa?».

Fangbith, el líder de guerra, dijo: «Puede que sea un monstruo que baja de la montaña y se come a tu rebaño».

Ghorick el sanador dijo: «Puede que se trate de una enfermedad nueva y extraña».

Beran el sacerdote dijo: «Debemos ofrecerle un sacrificio a la diosa para que nos salve».

Los sabios hicieron sacrificios y, mientras esperaban una respuesta de la diosa, Fangbith se acercó al mentor Joltereg y le dijo: «Me enseñaste bien a forjar el garrote de Zolia y a empuñarlo en combate, pero ahora necesito saber cuándo debo utilizar mi habilidad. ¿Debería esperar a la respuesta de la diosa, a que el remedio surta efecto, o debería cazar al monstruo que sé que se esconde en la montaña?».

«Lo que importa no es el cuándo», dijo Joltereg, «sino el dónde».

Así que Fangbith tomó su garrote de Zolia y se alejó caminando por el oscuro bosque hasta que llegó al pie de la Gran Montaña. Allí encontró a dos monstruos. Uno de ellos, manchado con la sangre del rebaño del jefe de Othrobar, se enfrentó a él mientras su compañero huía. Fangbith recordó lo que su maestro le había enseñado: que lo que importa es el dónde.

Golpeó al monstruo en todos sus puntos vitales: cabeza, ingles, garganta, espalda y pecho. Cinco ataques en los cinco puntos vitales y el monstruo cayó inerte. Era demasiado pesado como para cargar con él, pero Fangbith regresó triunfante a informar a Othrobar.

«Vengo a decirte que he matado al monstruo que se comió a tu rebaño», exclamó.

«¿Qué pruebas tienes de que has matado al monstruo?», le preguntó el jefe.

«Vengo a decirte que he salvado al rebaño con mi medicina», dijo Ghorick el curandero.

«Vengo a decirte que la diosa ha salvado al rebaño gracias a mis sacrificios», dijo Beran el sacerdote.

Pasaron dos mañanas y nada perturbó al rebaño, pero en la mañana del tercer día, una décima parte del rebaño apareció de nuevo masacrada. Ghorick el curandero retomó el estudio para encontrar un nuevo remedio. Beran el sacerdote preparó más sacrificios. Fangbith cogió de nuevo su garrote de Zolia y se adentró en el oscuro bosque hasta que llegó al pie de la Gran Montaña. Allí encontró al otro monstruo, manchado con la sangre del rebaño del jefe de Othrobar. Lucharon y, una vez más, Fangbith recordó lo que su maestro le había enseñado: que lo que importa es el dónde.

Golpeó al monstruo cinco veces en la cabeza y este huyó. Lo persiguió por toda la montaña y le golpeó cinco veces en las ingles, aunque logró volver a escapar. Corriendo por el bosque, Fangbith logró alcanzar al monstruo y le propinó otros cinco garrotazos en la garganta antes de que desapareciera de nuevo. Volvió a alcanzarlo, ya en los campos de Othrobar, y le atizó cinco veces en la espalda, pero el monstruo volvió a huir. Al pie del alcázar, el jefe y sus sabios acudieron al sonido de los gemidos del monstruo. Allí contemplaron al culpable de la masacre del rebaño. Fangbith golpeó cinco veces al monstruo en el pecho y lo mató.

Se celebró una gran fiesta en honor a Fangbith y nada volvió a perturbar al rebaño de Othrobar. Joltereg abrazó a su estudiante y le dijo: «Por fin has aprendido la importancia de dónde asestar los golpes».

Nota del editor:
El origen de este relato se encuentra en una de las narraciones más antiguas de las tribus cenicias de Páramo de Vvarden. Marobar Sul simplemente cambió los nombres de los personajes para que sonaran más «enanos» y poder vender el relato como parte de su colección. La Gran Montaña del relato se refiere claramente a la Montaña Roja, pese a que la descripción establezca que estaba cubierta de bosque. La Caída de Estrellas, junto a otras erupciones posteriores, destruyeron la vegetación de la Montaña Roja, y le proporcionaron su desoladora apariencia actual.

Este relato tiene cierto interés erudito, ya que nos recuerda la cultura primitiva de los cenicios, aunque hable de la vida en el interior de «fortalezas» similares a las ruinas que existen hoy en día en Páramo de Vvarden. Incluso aparecen referencias a la fortaleza de «Othrobar», situada en algún lugar entre Páramo de Vvarden y Skyrim, pese a que son pocas las fortalezas que perduran en la actualidad fuera del escasamente poblado Páramo de Vvarden. Los eruditos no coinciden al señalar quién construyó estas fortalezas ni cuándo, aunque, en mi opinión, queda claro gracias a la historia y a otras evidencias que las tribus cenicias se valían de estas en un pasado lejano, en lugar de vivir en campamentos de cabañas de trigo de mecha como hacen en la actualidad.

Como es habitual en muchos relatos cenicios, la moraleja de esta fábula es un juego de palabras: es tan importante saber dónde hay que matar al monstruo -en la fortaleza- como conocer dónde hay que propinarle los golpes para matarlo. A los cenicios y a los ya desaparecidos dwemer les encantaban los acertijos, incluso aquellos tan simples como los de este relato. Sin embargo, los dwemer generalmente están representados en los relatos enigmáticos como los que proponen las adivinanzas en vez de ser los que las resuelven, tal y como ocurre en los relatos de los cenicios.

Apariciones[]

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