
Cuentos similares existen por toda Tamriel: la Melusina de Stros M'kai, que atrae a los barcos para que naufraguen en dentados encalladeros y luego consumen las almas de los tripulantes. La serpentina Chalass de Ciénaga Negra, Amronal de Bosque Valen.
Pero a diferencia de estas criaturas míticas, los eruditos conceden a las madres fatuas auténtica existencia. Aunque son poco frecuentes, existen informes creíbles de avistamientos, demasiado comunes para ser pasados por alto. A continuación ofrecemos un compendio de lo que se extrae de las leyendas provinciales y las teorías dominantes de lo que puede ser en realidad.
Pero al margen de estos hechos, las historias varían considerablemente. Algunos dicen que son fantasmas que esperan su descanso. Otros, que son vestigios de los elfos de las nieves, que en una época dominaron Skyrim. Otros dicen que son nativas de la Marca de Hjaal, o del norte en sentido más general, pero otras historias las mencionan en lugares olvidados, en cimas de montañas tan lejanas como las Jerall.
Los eruditos más reputados rechazan estas teorías y prefieren centrarse en los avistamientos documentados en años recientes. Entre ellos, han surgido dos teorías dominantes:
En función de su exhaustivo conocimiento de la nigromancia y de la cultura ayleid de Cyrodiil, el maestro Sadren Sarethi postula que las madres fatuas son seres necrológicos, una especie de liches desarrollados por una cultura de la Primera Era, ya olvidada. Según esta teoría no son simples fantasmas, sino un culto de poderosas brujas que han alcanzado la vida eterna por medio de la no muerte.
Por otra parte, Lydette Viliane, del Sínodo, afirma que las madres fatuas no son en absoluto no muertos, sino manifestaciones elementales que provienen del mismísimo Nirn. Teniendo en cuenta sus similitudes con spriggan y espectros del hielo, afirma que las madres fatuas son básicamente personificaciones elementales de la nieve y la niebla que portan de forma innata el poder de su elemento en vez de manipularlo por medio de la brujería convencional.
La leyenda popular sostiene que son los espíritus de las víctimas anteriores de las madres fatuas. Estos espíritus las fortalecen, de forma que, si alguien quiere destruirlas, antes debe liberar las almas de aquellos a los que han matado.
Para los eruditos, esta descripción recuerda al extraño y peligroso fuego fatuo que habita en las ciénagas del sur de Tamriel. Curiosamente, las leyendas de Cyrodiil se refieren invariablemente a los fuegos fatuos como depredadores solitarios, aunque parecen existir con una especie de relación simbiótica con otros de su especie.
Viliane argumenta que estos fuegos fatuos son una subespecie de los auténticos fuegos fatuos, carroñeros que acechan a las presas de las madres fatuas y comparten la energía psicoetérea que liberan sus muertes. Como carroñeros dependientes, suelen carecer de las formidables defensas de sus primos depredadores, lo que los convierte en seres muy vulnerables.