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De Ymirra, maestra del hueso y la guadaña

A lo largo de los años en los que estuve enseñando sobre el hueso y la guadaña, los discípulos me hacían preguntas que reflejaban su posición en el viaje personal hacia la armonía con la muerte. Una de las más habituales de quienes aún no están en el sendero es: ¿qué tipo de hueso se debe usar para lograr la armonía con la muerte? Y otra: si medito dos horas al día, ¿lograré la trascendencia armónica más rápido?

Este tipo de preguntas ponen de manifiesto lo centrados que están en la vida estos discípulos. Preguntarse qué tipo de hueso usar centra su atención en las listas de puntos necesarios, en cuestiones sobre la manera correcta o incorrecta de hacer las cosas, en etiquetas aplicadas a los seres vivos, lo que los aleja de este momento en que termina la vida tal como la conocemos. Poner un límite de tiempo a la meditación te recuerda a la construcción del tiempo, que avanza con cada respiración. En la muerte, el tiempo pierde todo significado. Pensar en el paso del tiempo puede limitar tu capacidad para lograr la armonía con la muerte. Para ayudar a discípulos y profesores, presento aquí mis reflexiones para evaluar el progreso de los discípulos en su camino. Por supuesto, cada persona es única y cada experiencia también.

Primero, el discípulo debe familiarizarse con el concepto de «armonía con la muerte». Animo a practicar a todos aquellos que aún no hayan realizado estas meditaciones. Cuando duden de su apego al mundo de los vivos y comiencen a rechazar la incomodidad de la incertidumbre de la vida, habrán abierto su mente lo suficiente para empezar a recorrer el sendero. Y solo entonces, cuando se sientan cómodos con la idea de su propia muerte, estarán listos para dar el primer paso.

Los discípulos fracasan cuando no pueden encontrar ese sendero.

En segundo lugar, el discípulo debe entender que cada sendero hacia la trascendencia armónica es diferente. Los que han encontrado el sendero, siguen buscando certezas: ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Cómo es este viaje? ¿Qué se debe evitar? ¿Qué debo hacer?

Es natural plantearse todas estas preguntas, pero también indican un apego al «bien» y al «mal». Una vez más, el sendero hacia la trascendencia armónica varía de un individuo a otro. Cuando estos estudiantes se sientan cómodos en su ignorancia del próximo paso, estarán en el sendero correcto. Utilizar indicadores más específicos sería inútil, porque solo ellos podrán seguir su sendero. Además, el sentido de tranquilidad con la incertidumbre es diferente para cada persona.

Los discípulos fracasan cuando no pueden seguir su propio sendero.

En tercer lugar, debes comprender que la trascendencia armónica, una vez lograda, no dura para siempre. Debes tomar la decisión, una y otra vez, de permanecer en ese espacio de trascendencia armónica para mantener tu armonía con la muerte.

A veces, hasta los maestros fracasan. Eso no significa que no se hayan convertido en maestros. De hecho, la aceptación de este fracaso, una vez que ya han recorrido su sendero lo suficiente como para lograr la armonía, es la verdadera marca de un maestro.

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