Elder Scrolls
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Artículo principal: Libros (Online)

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Miembro de alto rango de la Casa Dunmer, el elfo oscuro Mal Sorra era cruel y sanguinario. Tenía predilección por la guerra, por poner a prueba sus habilidades contra oponentes más fuertes. Además, practicaba la magia negra y era un nigromante de primer nivel. Desgraciadamente, a la Casa a la que pertenecía no le atraía la magia negra, siendo incluso menos tolerantes con la nigromancia. Pero a Mal Sorra eso no le importaba. De hecho, su flagrante desprecio por las costumbres y las tradiciones le emocionaba, haciendo que su sangre hirviera.

Mientras la creciente necesidad de Mal Sorra de experimentar más emociones y situaciones peligrosas constantemente le llevaba a nuevos niveles de crueldad y depravación, el nigromante corría riesgos cada vez mayores. Hacía alarde de su poder, incluso ante los funcionarios de la Casa Dunmer y los dignatarios del Tribunal, desafiándoles para que le regañaran, castigaran o intentaran reprimir sus impulsos primitivos. El primero en aceptar su desafío tácito fue su propio padre, que era el líder de la Casa Dunmer y un poderoso mago de por sí. Mal Sorra disfrutó de la competición, ansioso por ver si podía enfrentarse al hombre que le había criado. Al final, Mal Sorra no solo sobrevivió al desafío, sino que mató a su padre en un duelo de magia.

No contento con vencer a su padre, Mal Sorra, tras matarlo con un aluvión de hechizos, le devolvió la vida; pero como zombi. Mal Sorra ordenó a la criatura no muerta que le siguiera y obedeciera todas sus órdenes. El resto de su casa se horrorizó ante esta terrible profanación y exigió que Mal Sorra fuera castigado por su descarado uso de la magia negra. Esto hizo reír a Mal Sorra, ya que le encantaba demostrar su poder y mostrar su desprecio por el liderazgo establecido.

Viendo cómo Mal Sorra se volvía más fuerte y peligroso, su madre decidió que ya era suficiente. Lloró por su hijo, pero se negó a permitir que su descontrolada maldad continuara creciendo. Mal Sorra se quedó sorprendido cuando su madre y un grupo de magos entraron en sus aposentos privados. La audacia del acto le entretuvo, sin sentir ni miedo ni ansiedad. Sin embargo, cuando su madre empezó a realizar un ritual, Mal Sorra percibió las primeras punzadas de peligro y, como siempre, eso le estimuló. Justo entonces, los otros magos se unieron y, por primera vez, Mal Sorra sintió auténtico miedo.

Su madre recurrió a la magia oscura para castigar a su hijo. No podía soportar acabar con su existencia, pero sabía que tenía que acabar con la amenaza que Mal Sorra suponía para las Casas. La magia oscura envolvió a Mal Sorra, apresándolo. Atrapado dentro de su propia magia oscura, Mal Sorra fue sellado vivo en el mismo lugar en el que pasaba gran parte de su tiempo: la tumba de la familia. Entonces, los magos combinaron su magia para abrir un portal.

«Te maldigo, hijo mío», proclamó su madre con lágrimas en los ojos, «os destierro a ti y a tu maldad, a Oblivion. Ojalá el Tribunal te muestre la misericordia que le negaste a tus víctimas». Y con eso, Mal Sorra no volvió a ser visto por Nirn.

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