En mi anterior compendio de notas y observaciones sobre la posible relación de la cripta del Nicho Lóbrego con los antiguos clanes de vampiros de la historia de Skyrim, escribí acerca de una gran cámara, mucho mayor que cualquier otra cosa que haya visto en esta cripta.
Por desgracia, un puñado de draugr errantes me obligó a retirarme a los corredores más exteriores de la cripta, privándome con ello de la ocasión de estudiar esta inmensa caverna.
Pero alabado sea Stendarr, en el momento de escribir esto acabo de pasarme casi toda una jornada explorando esa misma caverna.
Y el riesgo demostró merecer la pena, porque lo que descubrí en esa cámara desafía cualquier descripción posible.
En el centro de esta inmensa cueva encontré un lago subterráneo en el que se alzaba una isla de piedra. Y sobre aquella isla vi algo que solo puedo describir como una elaborada construcción ceremonial rodeada de columnas de piedra, como arcos.
No hay error posible: el acentuado contraste de la arquitectura de aquí deja patente que no fueron los antiguos nórdicos los que hicieron esto. También había más gárgolas de las que he visto en los pasadizos anteriores.
No hay ninguna sepultura draugr en todo Skyrim que contenga estas estatuas, salvo la cripta del Nicho Lóbrego.
En efecto, ahora tengo la certeza de que la peculiar construcción de esta cámara principal fue erigida mucho después que la cripta, y por artífices completamente distintos. Deben de ser los mismos constructores que pusieron las gárgolas en la cripta, quizá para espantar a los curiosos.
Todas las evidencias sugieren que los artesanos responsables de estos extraños arcos fueron siervos de algún señor con cierto interés por la nigromancia o el vampirismo.
El estilo y la factura de la sillería no solo son distintos en lo relativo al diseño, lo que parece apuntar a una cultura completamente diferente a la de los pueblos nórdicos, sino además en la habilidad con la que se llevaron a cabo.
Por ejemplo, la talla y la conformación de la piedra sugieren herramientas más sofisticadas que las que podían haber tenido los constructores originales de la cripta.
Aunque me produce una cierta euforia que mis teorías se hayan visto confirmadas por fin sin ningún atisbo de duda, también me decepciona la falta de respuestas. ¿Cuánto hará que estos elementos se añadirían a la cripta? ¿Quién lo haría? ¿Y con qué propósito?
En una cosa no tengo dudas. Debo volver al Salón de los Vigilantes y compartir estos hallazgos con mis hermanos y hermanas. Cuando vean lo que he descubierto con sus propios ojos, ya no se reirán de mis teorías ni se burlarán de mis empresas.
Y, cuando lo haya hecho, volveré a mi trabajo. Puede que de momento la cripta del Nicho Lóbrego sea un misterio, pero por Stendarr que lo resolveré.