Elder Scrolls

¡Elder Scrolls te necesita para seguir creciendo, colabora!

LEE MÁS

Elder Scrolls

Artículo principal: Libros (Online)

Localizaciones[]

  • Escolario, Eyevea.

Contenido[]

Abrí un portal a Eyevea o, al menos, eso creía. ¡Al salir, estaba envuelta en la más absoluta oscuridad! Pero todo mago que se precie sabe cómo hacer luz. Podía sentir una cantidad ingente de magia como el sol, en algún lugar muy por encima de mí, así que empecé a ascender por las cavernas, que dieron paso a las ruinas despejadas de una época pasada, hasta que por fin encontré la luz del día. Había llegado a Eyevea, solo que a gran profundidad.

Nadé hasta la isla central, donde vi señales de un asentamiento. Yo era hija de Skyrim, así que el agua me pareció cálida como la de una bañera. Los árboles estaban llenos de flores, incluso en aquella estación. Eché a andar, llamando a Shalidor. Finalmente, encontré su estudio: una biblioteca de pergaminos organizada según un método desconocido en Nirn y Oblivion. Alcancé a ver mi nombre entre los garabatos.

Y no solo una vez. Lo leí todo, por supuesto. No me avergüenza decirlo. Un año entero de disculpas y cartas sin enviar, confesiones, inicios descartados, reflexiones académicas... Todo dirigido a mí. Durante mi lectura, apareció una encantadora alta elfa que se mostró tan sorprendida como yo al verme. Sentí un gran alivio cuando me explicó que era la cuidadora designada del estudio durante la ausencia de Shalidor.

Le pregunté adónde había ido, pues esperaba poder reunirme con él cuanto antes. Me dijo que nuestro encuentro tendría que esperar, pues había partido hacia Skyrim. Viajaría en barco hasta Roca Alta y proseguiría a pie desde allí. Al parecer, iba a visitar a una vieja amiga, pero quería ver qué otras maravillas encontraba durante el camino. Me informó de la fecha en la que había partido y calculó que debía de estar a punto de llegar a su destino.

Para cuando se abrió un portal anunciando su regreso, yo ya me sentía como en casa en Eyevea. Parecía haber hecho un viaje muy largo. El polvo del camino manchaba su capa y le había crecido mucho la barba. Sostenía en sus manos mis notas garabateadas sobre la magia de portales y docenas de cartas sin enviar que llevaban su nombre y, sin duda, había encontrado en mi casita de campo.

Hace tiempo que lo conozco y sé que ver una sonrisa en su rostro es algo tan excepcional como el sol durante el invierno en Skyrim. Sin embargo, nunca olvidaré la que me dedicó aquel día.

Tiempo después, las cuevas que se extienden bajo la isla se convertirían en el Escolario. Aunque nuestros viajes nos obligaban a separarnos con frecuencia, siempre volvíamos a encontrarnos en Eyevea.

Él deseaba ofrecerme la vida eterna para que pudiéramos pasarla juntos y yo deseaba pasar mi vida mortal siendo su compañera. Puede que os preguntéis, ¿cuál de los dos deseos era la mayor muestra del amor que compartíamos?

Si alguna vez llegamos a un consenso, imagino que ya no caminaremos juntos por este mundo.

Apariciones[]

  • The Elder Scrolls Online: Gold Road (primera aparición).