Elder Scrolls
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hoja de mi espada de cristal. No había necesidad de que el inocente animal muriera allí aquel día a causa de mi estupidez. Mientras la nube de ceniza que levantaba sus enormes patas se posaba, la prole del asolador de acantilados se acercaba. Mantuve la espada en lo alto y me preparé para lo peor.


El combate duró dos días enteros. Me golpearon, arañaron y derribaron más veces de las que
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