Hace muchos años, en la Primera Era, vivía un temible dragón llamado Numinex, que asolaba todo Skyrim. La terrorífica sierpe asolaba aldeas enteras, quemaba ciudades y mataba a un sinfín de nórdicos. Parecía que nadie en toda Tamriel podría detener al monstruo.
Corrían tiempos turbulentos en la historia de Skyrim, pues se había desatado una guerra de sucesión entre distintas comarcas. Los jarl podrían haber acabado con la bestia si hubieran colaborado, pero la confianza escaseaba en aquellos tiempos.
Así, un hábil guerrero llamado Olaf se presentó y prometió derrotar a la bestia. Algunos dicen que era el jarl de Carrera Blanca. En otras versiones de la leyenda, Olaf le prometió al pueblo de Carrera Blanca que capturaría al monstruo si le nombraban jarl.
En cualquier caso, Olaf se aventuró con un puñado de sus guerreros más leales y buscó a la bestia, hasta que dio con Numinex en su guarida, en la cumbre del monte Athor. Huelga decir que fue una batalla épica.
Olaf se lanzó hacia el dragón empuñando su hacha y su escudo. Algunas variantes de la leyenda afirman que Olaf y la bestia combatieron, acero contra garras, durante días, pero que estaban tan parejos que ninguno conseguía aventajar al otro.
Según la mayoría, Olaf, tal vez frustrado porque sus armas eran totalmente inútiles contra el dragón, las arrojó al suelo. Dando voz a la furia que se había acumulado en su interior, Olaf liberó un grito terrible.
En este punto, las historias discrepan de nuevo. Muchos sostienen que Olaf no era consciente de que poseía el poder de la voz de los dragones, mientras que otros sugieren que hacía tiempo que poseía el don, pero que prefería medirse al dragón en combate marcial.
Sin embargo, prácticamente todas las variantes de la leyenda coinciden en lo que ocurrió a continuación.
Usando los increíbles poderes que le confería el idioma de los dragones, Numinex y Olaf se enfrentaron en un épico duelo de gritos en la cima del monte Athor. Tan poderosas eran sus palabras que, según dicen, llegaron a agrietar las rocas y a abrir los cielos.
Finalmente, Numinex se derrumbó, sucumbiendo a sus heridas y al agotamiento. De algún modo, y este detalle no se menciona en casi ninguna de las versiones de la leyenda, Olaf consiguió transportar al dragón hasta la capital, Carrera Blanca.
Las gentes de Carrera Blanca quedaron muy impresionadas con el rehén que se había cobrado Olaf. Así, crearon una enorme celda de piedra en la parte trasera del palacio, que rebautizaron como "Cuenca del Dragón". Esta enorme celda fue la prisión de Numinex hasta su muerte.
Al final, Olaf se coronó rey supremo de Skyrim, con lo que puso fin a la guerra de sucesión. Probablemente, su gran hazaña lo convirtió en el único líder que todos apoyaban, por lo que la región recobró la paz.
Como visitante de Skyrim, encuentro este cuento fascinante y muy entretenido. Es una de las leyendas más célebres entre los nórdicos y resulta fácil entender el porqué. Es una historia de un heroísmo incomparable, en la que un nórdico respetable e ingenioso batalla contra un adversario realmente temible y se alza victorioso tras someterlo con su grito. La única forma de que esta historia fuera más nórdica aún, habría sido si Olaf hubiera derrotado a Numinex en un duelo a base de bebida.
Sin embargo, la leyenda tiene también sus escépticos. Svaknir, un bardo que vivió bajo el reinado de Olaf, escribió e interpretó una oda aliterada que desmentía la versión de Olaf de lo sucedido. Furioso, el rey supremo arrojó al bardo rebelde a una celda y destruyó todas las copias escritas de los versos.
¡Cómo me encantaría poder tener en mis manos una copia de esa oda! Admito tener una inmensa curiosidad sobre las aseveraciones que Svaknir hizo sobre la verdadera batalla entre Olaf y Numinex.
Hay unos pocos textos antiguos de otros bardos que dan una posible respuesta a este enigma. Esas obras sugieren que Numinex tenía un carácter especialmente malo por su extrema vejez. Según estos relatos, el dragón pasó sus últimos años sembrando el terror en la campiña para luego volar hasta la cumbre del monte Athor y morir en paz.
Según ellos, cuando Olaf dio con Numinex, el dragón estaba demasiado débil como para defenderse. Olaf y sus hombres capturaron a la bestia sin demasiado esfuerzo, pero decidieron aprovechar la situación inventándose una historia heroica. Debe tenerse presente que todos los guerreros que dijeron haber visto el duelo de gritos acabaron convirtiéndose en líderes adinerados, durante el reinado de Olaf como rey supremo.
Sin embargo, también resulta probable que Svaknir tuviera algún tipo de rencilla con Olaf y que sus escandalosos versos fueran un intento de dañar la reputación del rey supremo. Por desgracia, nunca lo sabremos.
Te dejo, mi buen lector, con esta advertencia que debes recordar: un buen historiador debe permanecer imparcial en todo momento y debe ponderar todos los puntos de vista. El tiempo tiende a distorsionar nuestros recuerdos de lo ocurrido, por lo que, ¡cuanto más puedas acercarte a las fuentes originales, mejor!