Elder Scrolls

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Artículo principal: Libros (Online)

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Fue en Menevia, querido, la verde Menevia, allí habitó un joven bretón de buena familia y apellido. Había heredado patrimonio, y por tanto no necesitaba hacer nada, ya que a otros se les pagaba para que lo hiciesen por él. Así que se sentaba ante su ventana y miraba a través de los cristales en forma de diamante los colores del campo mientras cambiaban con la luz. Y se pasaba el día soñando, hasta que los colores se oscurecían y se metía en la cama, donde dormitaba y soñaba de verdad.

¿Con qué soñaba? Soñaba con su propia tierra, pero con colores más intensos, más verdaderos, y más puros que durante el día. Su Menevia de los sueños era más verdadera que su Menevia despierta, y se sentía más vivo cuando dormía que cuando vivía. Cada día ante sus parteluces, miraba y anhelaba una forma de soñar más allá de los sueños, una forma de vivir en su Menevia idealizada por siempre jamás.

«Verdadera Menevia» decía, y era una plegaria. «Verdadera Menevia. Verdadera Menevia». Un millar de millar de veces pronunció su súplica, y cambió como un sueño a «Ver' Menevia, 'ver-Menevia,» y más y más se convirtió en menos y menos, hasta que al fin, «Vaermina,» dijo, y «Vaermina», y Vaermina de nuevo.

Y a él acudió en forma de sueño la mismísima Vaermina, y lo llamó Soñador Superno, y primer orador nocturno, y le nombró Presagio de cien profecías. Y cuando despertó, todavía soñaba, y hablaba como en un sueño, y llamó a otros soñadores para que acudiesen a él, y a Verdadera Menevia.

Y tú pronto te unirás a él. El orador nocturno lo ha soñado. Una noche soñarás, y en tu sueño dirás su nombre. Y ella vendrá.

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