Elder Scrolls
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Artículo principal: Libros (Online)

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Del arborista Hleelieek

No podemos temer al cambio, ni darle la espalda. Lo sabemos y debemos tenerlo presente siempre en lo más profundo de las raíces de nuestro corazón. A veces, el cambio lo causan fuerzas externas; un cambio de estación, la muerte de un ser querido. Otras veces, el cambio viene desde nuestro interior. Una necesidad de deshacernos de una antigua identidad y abrazar una nueva.

Hay muchas maneras de cambiarse a uno mismo, por supuesto. Hay quien viaja a un lugar lejano para sumergirse en una cultura y un estilo de vida nuevos. Otros optan por aprender una nueva habilidad, como los carpinteros que se convierten en guerreros o los sastres que se convierten en incubadores. Sin embargo, otros sienten la necesidad de un cambio más profundo en su vida, y para ello necesitan la ayuda del hist. Son aquellos que deciden cambiar de sexo.

Algo en el interior de estos individuos les insta a realizar este cambio. No sé si es la voluntad del hist o únicamente la suya propia, pero siempre escucho con la mente y los brazos abiertos, a punto para ayudarles en ese momento de transformación. Juntos, entramos en comunión con el hist y nos preparamos para recibir su ayuda.

La ceremonia siempre me deja sin aliento. Aunque el hist cuida de la tribu y nos guía por los caminos necesarios, rara vez actúa directamente. Durante ese momento, el hist y el espíritu se funden en un abrazo de amor al que sigue un gran cambio.

Más tarde, vuelvo a presentar el alma recién transformada a la tribu, que la recibe con una gran bienvenida, ya que nos deja alguien querido, pero llega alguien a quien querer.

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